lunes, 5 de abril de 2010

Carta

He escrito miles de hojas, gastado muchos lápices, intenté muchas formas, conjugué difíciles frases, quise pulir mis versos y sin embargo todas se reducían a algo tan simple como estas desnudas, cursis… pero puramente ciertas palabras…

Fue algo así…

Te apareces aquí sin previo aviso, tocas la puerta, y te veo a través de las ventanas de mi alma, ¡oh! eras tú y acababas de llamar a esa bendita puerta, la puerta de mi vida y de mi corazón, tanto tiempo cerrada, tanto tiempo aislada, perdida en un desierto observando sólo el oasis de la ilusión, aquel espejismo que cuando me acercaba, desaparecía; era sólo ilusión, un simple espejismo.

Ahora tú, tomaste por asalto mi vida entera, curamos nuestras almas solitarias eliminando esa máscara de vagabundos que llevábamos en nuestro mundo interno, me dejaste ser tu compañera, te dejé ser mi amor.

Me has enseñado a sentir ese calor, esas “cositas en el pecho” de las que muchos comentaban, y que ahora para mí no son sólo ilusión, ¡no más espejismos!, nunca más viviremos en ese desierto, nunca más una ilusión de oasis nos separará, no volveremos a usar las máscaras de vagabundos, seremos millonarios de amor; tendremos palacios en nuestro mundo interior y viviremos felices más allá de la eternidad…

Y si te suena muy cursi, no me importa. Esta carta no va dirigida a ti, sino a los cuatro vientos que me pidieron que les cuente como me iba hoy… no les grito, pero pude escribirles.

1 comentario:

giselle dijo...

bonito juego de palabras...bonita carta