viernes, 2 de abril de 2010

Algo Extraño...

Abrí los ojos y vi la ola gigante que se avecinaba sobre mí, automáticamente inhalé todo el aire que pude entonces ya estaba bajo el mar, mantuve mis ojos cerrados fuertemente mientras sentía como me revolcaba contra la arena y pequeñas rocas, pasaban los segundos y no paraba, hasta que decidí salir a la superficie de pronto me di cuenta que ya no era necesario mantener mis ojos cerrados, la corriente de agua se había calmado, procedí inmediatamente a nadar hacia arriba pero cada vez se hacía más lejana mi salida, comenzaba a sentir pavor no podría contener más las respiración en unos segundos estaría perdida, entonces respiré; mire a mi alrededor y seguía bajo el mar, pero estaba respirando era como estar dentro de una esfera gigante de aire, comencé a respirar lentamente, sabía que no debía dejar que el oxígeno se acabe rápidamente, seguí intentando nadar hacia la superficie y esta vez pude llegar, sentía como si todo el peso del mar me jalara hacia atrás a medida que avanzaba hacia la orilla, mis pasos eran pesados, pero ya estaba a salvo, miré a mi alrededor había gente corriendo despavorida gritaban algo como que sólo los familiares que no hubiesen perdido más de dos miembros de su cuerpo podrían ser salvados, entonces comencé a correr con ellos, no sabía que o a quién buscaba exactamente, hasta que encontré a mi abuelita, estaba arrimada junto a un árbol casi destruido, la gente pasaba alborotada cerca de ella ni si quiera se daban cuenta de su presencia todos buscaban a los suyos, corrí hacia ella y vi que le faltaba una pierna en medio del llanto le dije que no se preocupara que ella podría ser salvada porque sólo había perdido una pierna, ella me miraba y decía que no me preocupara por ella, que corra por mi vida porque la ola volvería a levantarse, escuché las sirenas de las ambulancias, el sonido de las hélices de los helicópteros me paré inmediatamente pero mi abuela me cogió de la ropa entonces la miré y ya no era ella, era sólo pedazos del árbol destruido y mi ropa se había enganchado con una de las ramas, me desesperé mire a todos lados, ¿dónde se había ido mi abuelita? ¡Era imposible!, comencé a correr mientras chocaba con las otras personas caminando sin rumbo buscando algo que no sabían dónde estaba, entré a un edificio, al parecer era un restaurante, aún habían personas sentadas comiendo, conversando, de pronto vi al esposo de mi tía, del cual no sabíamos nada hace semanas atrás, estaba extremadamente delgado me acerqué rápidamente a él le dije que me acompañara en otra mesa el sonrió y accedió, me causaba preocupación su estado físico, en ese instante se acercó una mujer a mi lado me cogió del brazo y me arrastró hacia afuera del restaurante yo balbuceaba ciertas palabras para quedarme sabía que mi tío político iría detrás de mí, lo esperé afuera del restaurante pero él no salía entonces decidí volver a entrar, la personas seguían tal y como hace unos segundos, pero ya no lo veía a él, busqué detrás de aparadores, debajo de las mesas, inclusive levantaba ciertas tazas y platos, buscándolo estúpidamente dentro de mi desesperación, decidí salir, miraba hacia todos lados ahora ya no había nadie en las calles, caminaba y corría a la vez, se comenzaba a hacer de noche y sólo la luz de la luna llena iluminaba las calles, estaba preocupada por él, con ese estado físico no podía andar sólo, decidí poner una denuncia por su desaparición, al poco tiempo llegó un policía dándome la noticia que habían encontrado su cadáver, no supe que decir pero sentí una gran tristeza, de pronto apareció mi tía es decir su esposa, decidí darle yo misma la mala noticia, le pedí que saliéramos de aquel lugar, estábamos caminando aún por las calles iluminadas sólo por la luna y le dije sin mirarla que su esposo había fallecido, escuché su llanto entonces la tomé de la mano pero cuando lo hice sentí una mano gigante de sólo tres dedos gordos con uñas larguísimas y con una voz gruesa casi riéndose me dijo: ya lo sé.
Entonces, felizmente desperté.

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